- “Suchai” es similar a un Rubik, pesa 1 kilo y realizará experimentos como medir diferentes parámetros en la ionósfera, pruebas de sustento energético en el e intentará realizar la primera “selfie” de un satélite en el espacio.
Tiene las dimensiones de un cubo de Rubik y apenas pesa un kilogramo, pero a pesar de su pequeño tamaño, “Suchai” es el primer satélite desarrollado en Chile, por alumnos y académicos universitarios, que estará en órbita en julio de 2015.
Sus creadores, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile, definen el proyecto aeroespacial como “una prueba de concepto”, pues tratan de demostrar desde su planteamiento qué cosas son posibles de realizar en el país austral y cuáles no, ya que es pionero en su campo. “Empezamos a trabajar en 2011, cuando la universidad nos proporcionó los fondos necesarios para comenzar a adquirir materiales”, explicó a Efe Marcos Díaz, académico del departamento de Ingeniería Eléctrica e iniciador del proyecto.
Desde ese momento, con un presupuesto de 150.000 dólares, se unieron al equipo más de 20 alumnos del centro que colaboraron en la creación de “Suchai”, cuyo acrónimo significa “Satelite of the University of Chile for Airspace Investigation” y además “esperanza” en mapudungún.
Este tipo de satélite en miniatura es denominado CubeSat y es muy frecuente en la investigación espacial, ya que existen más de cien artefactos de este tipo en órbita actualmente. “Tuvimos una reunión con la Fuerza Aérea chilena (FACH) y al contarles la forma es que estábamos haciendo el proyecto y cómo íbamos a controlar el satélite quisieron llevarse a nuestros alumnos a trabajar con ellos, porque estamos haciendo algo totalmente innovador”, resaltó Díaz.
Para el diseño del satélite se contaron con piezas ideadas por los colaboradores e incluso con una impresora 3D que ayudó a crear ciertas partes, aunque éstas no pudiesen ser utilizadas en el prototipo final. “Las piezas diseñadas con impresora 3D no pasaron las pruebas de control para que pudiesen ser lanzadas al espacio, lo que es una pena ya que abarataría mucho los costos diseñar satélites de esta forma”, afirmó a Efe Juan Cristobal Zagal, académico participante en el área de mecánica.
Suchai no trata solo de demostrar que en Chile se pueden desarrollar satélites de última generación sino que también contará en su interior con un buen número de pruebas científicas de diversa índole.
Los experimentos van desde un sensor para medir diferentes parámetros en la ionósfera a pruebas de sustento energético en el espacio, pasando por el intento de hacer el primer “selfie” de un satélite en el espacio. “Nuestros alumnos querían añadir una cámara con una especie de brazo mecánico para que el satélite pudiese hacer una autofoto, algo que sin duda los motivó mucho”, agregó Díaz.
En el caso del sensor que se ubicará en la ionosfera, los científicos chilenos lo consideran de especial importancia ya que esta “placa metálica del cielo” tiene efectos sobre los GPS y los satélites que deben ser estudiados.
Una vez finalizada la fase de planificación y diseño del satélite los científicos de la Universidad de Chile se embarcaron en la misión de “lanzar” a Suchai al espacio, para lo que contaron con la empresa estadounidense SpaceX. “Esta última parte nos ha retrasado, porque es igual que comprar un pasaje de avión, si pretendes hacerlo a corto plazo el costo es mucho más elevado”, dijo a Efe Tomás Opazo, antiguo alumno encargado del proyecto.
En este sentido, los creadores admiten que del presupuesto total del proyecto más de la mitad irá a parar al costo de ponerlo en órbita, por lo que no descartan asumir esa parte en próximos lanzamientos.
No se trata del primer acercamiento del país austral al lanzamiento de satélites, ya que hasta en tres ocasiones (una fallida) se pusieron en órbita satélites comprados por Chile aunque no diseñados en el país. “El satélite chileno que actualmente está en órbita, el Fasat Charlie, perteneciente a la FACH, costó 80 millones de dólares, mientras que el nuestro no llega a 100.000 dólares, sin duda prefiero cien como este a uno solo de los otros”, afirmó a Efe Claudio Falcón Beas, académico colaborador.
Un proyecto poco común en Chile, que abre la puerta a los ingenieros locales para entrar en la carrera aeroespacial, como ya hizo hace años el país en el área astronómica, del que ahora es uno de los líderes mundiales.
Fuente: La Tercera/ EFE