Un equipo de astrónomos internacionales, entre los cuales hay dos investigadores de la Universidad Católica, descubrió un planeta orbitando una estrella cercana (GJ 667C) que sería el mejor candidato hasta ahora para tener las condiciones adecuadas para la existencia de vida.
Se trata de un planeta del tipo súper-Tierra, que tiene una órbita de 28,15 días y una masa mínima de 4,5 veces la de la Tierra. “Por primera vez se encuentra un planeta justo en medio de zona habitable de un sistema y que además tiene el tamaño adecuado, es decir es un planeta rocoso como el nuestro”, dice Pamela Arriagada, estudiante de Doctorado del Departamento de Astronomía y Astrofísica de la Universidad Católica (DAA).
“Este nuevo planeta es el mejor nuevo candidato para tener agua líquida y, tal vez, vida tal como la conocemos”, dice Guillem Anglada-Escudé, astrónomo de Carnegie y quién lideró el proyecto junto a Paul Butler, investigador de la misma institución.
Observaciones anteriores habían encontrado otro planeta en torno a la estrella GJ 667C, una súper Tierra con una órbita de 7,2 días, pero el hallazgo nunca fue publicado. A diferencia del planeta recién encontrado, su órbita es tan cercana a la estrella y tiene temperaturas tan altas que no podría albergar vida.
Otro elemento importante del descubrimiento es que la estrella GJ 667C es parte de un sistema de tres estrellas, cuya característica principal es que son pobres en metales si se las compara con nuestro Sol. Así el hallazgo demuestra, además, que los planetas habitables sí se podrían formar en ambientes mucho más diversos de lo que se creía hasta ahora.
Las observaciones también mostraron indicios de que el sistema podría albergar otros dos planetas, un gigante gaseoso y una súper Tierra, con un período orbital de 75 días. Ambos hallazgos deben ser comprobados en futuras observaciones.
Dante Minniti, astrónomo del DAA y participante del estudio, asegura que el descubrimiento de este planeta rocoso y con posibilidades de albergar vida es un gran resultado y concentrará la atención de muchos investigadores.
El equipo hizo el descubrimiento utilizando datos públicos del Observatorio Europeo Austral (ESO) y nuevas observaciones realizadas en el Observatorio Keck en Hawai y con el Planet Finder Spectrograph de la Carnegie, instalado en el telescopio Magellanes II (Las Campanas).
El trabajo será publicado en The Astrophysical Journal Letters. Aquí se puede encontrar una primera versión.