La primera biblioteca estadounidense enteramente sin libros estará en Texas y permitirá el público acceder a 10.000 títulos simplemente descargándolos en su computadora o tableta, o bien alquilando uno de los 150 lectores electrónicos disponibles.
La biblioteca sin libros forma parte del ambicioso plan del condado de Bexar, que incluye a la ciudad de San Antonio. Tendrá un costo de 1,5 millones de dólares, una cifra decididamente inferior a la de una biblioteca tradicional.
Dentro de la biblioteca estarán a disposición 25 computadoras portátiles para usar en el lugar, 25 tabletas para usar solo en los salones y 50 computadoras de escritorio. A la distancia, se podrá acceder mediante una clave personal.
El equipo de la institución ayudará a resolver eventuales problemas tecnológicos. Tres cuartos de las bibliotecas públicas estadounidenses ofrecen libros digitales, y el 39 por ciento permite alquilar tabletas.
Sin embargo, la idea de las bibliotecas totalmente digitales aún no está totalmente afirmada entre los usuarios. Tal vez para combatir estas resistencias, la de Bexar está organizada de modo muy semejante a los populares Apple Store.
A menudo las bibliotecas en Estados Unidos y Canadá se asocian con firmas digitales para facilitar el préstamo de libros electrónicos, “tercerizando” su colección.
El proyecto de Texas estará así a cargo de BiblioTech, que tendrá un costo de 250.000 dólares para los primeros 10.000 títulos de la biblioteca.
El objetivo final de todo el sistema es permitir a los residentes en áreas alejadas el acceso a los libros, cuando normalmente no podrían por las distancias. De este modo se busca incrementar la alfabetización y promover la lectura como recreación.
“No se debería ver como un reemplazo de la biblioteca tradicional, es más bien potenciar el sistema actual para llegar a todos lados”, dijo Nelson Wolff, uno de sus responsables.
“El cambiante panorama de la tecnología implica que la alfabetización ya no se trata de tomar un libro físico y poder comprender las palabras. La tecnología está cambiando la forma en que leemos y aprendemos”, agregó.